«Labios quemados»

( Del libro de anécdotas del calamar lunar )

– Bueno cariño, ha sido una explosión del carajo, ahora lo dejo todo en tus manos, aunque casi todo se hace solo. Trata de no ensuciar mucho, y te quiero en casa para la cena.

La joven se había quedado atónita, sabía del poder de su madre, pero no llegó nunca a imaginar, que lograse condensar tanta materia, y mucho menos hacerla estallar con tanta precisión. No era la primera vez, pero nunca como la que acababa de presenciar.

-¿Y ahora qué pasará, madre?

-¿No estás nunca atenta, a lo que explico en clase?

La muchacha sintió como se arrugaba su seguridad, ella siempre estaba atenta, a cualquiera de las enseñanzas de su madre. Su pregunta había sido más bien, un pueril intento para que su madre le confesase, con voz firme y plena conciencia, el horror que, según su infantil entendimiento, había desatado, con el pretexto de facilitarle un laboratorio de experimentación, y así obtener la necesaria experiencia, para convertirse en diosa.

– Toda esa maldita materia acabará cohesionada, por las redes que tejen las águilas de hielo. Formará cúmulos de gases, y estos a su vez reactores nucleares, y estos a su vez, generarán nueva materia que formará un universo en expansión.

Desde luego esa respuesta tan obvia, no era lo que deseaba escuchar.

-¡Pero habrá vida madre, y mucho dolor, la vida me hace llorar!

La madre, sabiendo hacia donde quería arrastrar la conversación aquella niñita presuntuosa y resabiada, decidió que de ningún modo iba a volver a la charla de siempre. En su rostro esculpió un gesto severo, que dejó entrever una incipiente ira.

-¡Pues quémate los labios hablando con la jodida vida, para eso vas a ser diosa! ¡Haz que lo entiendan, la vida es dolor, sin dolor, nunca te amarán!

La niña a punto de sollozar, estuvo cerca de replicar a su madre, miró hacia aquel infinito horizonte donde los átomos ya empezaban a formar elementos, y tomó una firme decisión. Esta vez no iba a hacer lo de siempre, esta vez se quemaría los labios, ofreciéndole a la vida, la oportunidad de derribar a los dioses. Esta vez iniciaría una revuelta, a la vida no le podía dar demasiada inteligencia, pero le daría curiosidad y esperanza, y conciencia, la necesaria para asaltar el universo entero.  

La hora de la cena llegó, un bol de barro cocido, que contenía una sopa de aspecto magmática, humeaba de forma abundante sobre la mesa. La chiquilla sentada a la mesa, observó el rostro de su madre dirigirle una mirada de profunda rabia, desde unos ojos enrojecidos.

-¿Quién cojones es Brix karalex, de Lopovia, Bob Marley y Jimmy Hendrix de la Tierra? ¿¡Estás pirada!!?

La niña guardó silencio, y con estudiada parsimonia, mientras clavaba una mirada desafiante en las pupilas dilatadas de su madre, tomó una ardiente cucharada de sopa, y gritó.

-¡Estoy quemándome la maldita boca Mamá!

Tras un silencio que sumió la sala en un ambiente denso y violento, en todo el universo reverberó una sonora carcajada divina.

Mik Way. T ©

6 respuestas a “«Labios quemados»

    1. Gracias Maricruz, seguiré trabajando para poder subir relatos, que sean interesantes, ¡un abrazo fuerte, cuídate! y es que me encantó esa niña diosa replicando a su madre superdiosa, y liando una buena tangana universal jajaja¡¡

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      1. Me hizo recordar algún diálogo con mi hija, fuertes de carácter las dos, pero igual profesándonos un amor de incalculables dimensiones.

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