«Bernadette y el silencio»

cuentos del calamar lunar

Bernadette llegó al trabajo aquel lunes, con sus negros ojos encendidos, prendiendo un horizonte imaginario. Algo le había ocurrido el fin de semana, como compañero suyo y amigo, me intrigó su aspecto, y más que nada su silencio. Traté de incitarla a hablar, charla de lunes, sin importancia.

¿Qué tal?

¿Cómo ha ido?

No obtuve más que un par de indescifrables monosílabos atolondrados, que emergieron de sus labios como un doloroso lamento.

¿Te encuentras bien?

¿Te ha sucedido algo?

No hubo respuesta, se mantenía impasible en su escritorio, con la vista tratando de escabullirse por la ventana, como si huyera de mis preguntas, o del sonido de mi voz. El puño medio cerrado sobre sus labios, y su dedo índice sobre la sien, sujetaban su cabeza, que parecía pesar, hechizada por un pensamiento, y caía sobre su hombro derecho. Su rostro inmóvil, hacía resaltar el brillo de su mirada, casi…

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