Lipe

Foto: Sichuan Han en pexels.

A Luis Leman le llamaremos “Lipe”, es por su nick en redes sociales, estaba registrado en más de una docena, como “Lipe721127”. Es un… ¿un acrónimo?, no, en realidad sería más apropiado definirlo como un pequeño monstruo de Frankenstein. Algo que se ajustaba bien a su retorcida personalidad. El tal Luis Leman lo compuso, rebuscando entre fechas de su vida que le parecieron significativas; creyendo que, de ese modo tan críptico, sería difícil para la mayoría de los mortales, saber quién se escondía tras el nick. No me atreví a decepcionarlo, cuando se acercó a mí, y de forma velada, me contó los intrincados caminos que su mente recorrió para llegar al nick definitivo. Era un tipo inclinado a las tramas “Conspiranoícas”; dueño de una mente ágil pero confusa, con destellos de vida inteligente en su red neuronal, pero lamentablemente muy fugaces. Un listo, como se decía entonces, con cierta tendencia a la paranoia. Él no escondía ese rasgo de su personalidad, porque entendía que le había reportado un notable éxito en la vida; del que se enorgullecía, ostentando sin pudor alguno y a la menor oportunidad, en todos sus perfiles públicos cualquiera de sus autoproclamados logros. Lóbulo frontal sembrado de “Teknomoscas”, es como llamamos en argot, al impacto nocivo de cualquier tipo de tecnología, contra dicho lóbulo cerebral. Lipe, sin duda, era víctima de tipo tres.

Lo conocí ayer mismo en una cafetería, en la que me dispuse a comer, durante una pausa de mi extenuante trabajo. Una corazonada en un caso, me había llevado hasta un barrio de clase media muy populoso y conocido por sus establecimientos comerciales y en especial los dedicados a la gastronomía. Al entrar en el local, las mesas estaban montadas para servir comidas, pero debía ser temprano, porque solo una estaba ocupada. Tomé asiento, y mientras ojeaba el menú, una voz apuntalada sobre un tono bajo que denotaba seguridad, se dirigió a mí.

Pide el Kale salteado con ajo.

– ¿Perdón?

– El kale salteado con ajo; lo sirven de fábula aquí, mira las reseñas en la web.

Lipe me hablaba, mientras alternaba la atención de su mirada, de mis ojos a la pantalla de su móvil. Me pareció grosero. Suelo ser muy reservado con los extraños debido a mi trabajo, pero Lipe era uno de esos individuos, al que es imposible rehuir. Ignoró cuantas señales transmití, para darle a entender de forma educada que no me apetecía charlar; pero él se limitó a dejarse llevar por su tosca forma de ser. Antes de media hora, cuando ya me retiraban el plato de Kale salteado, y pedía una infusión de jengibre, lo tenía sentado a mi mesa. Era todo un experto en tecnología, estaba fascinado con ella, y no cesaba en su empeño de polinizarme con su fatigosa sabiduría. Decidí salir del local, me apremiaba el tiempo, y me agotaba ver aquellas mandíbulas incansables, produciendo palabras por toneladas. En ese momento recibí un mensaje en el “cronoskill”, un asunto de trabajo; uno de esos contratiempos, difícil de prever; y que me obligaba a cambiar el planning. Me sobraba algo de tiempo, y el té de jengibre emitía un perfume ácido y fresco, tan placentero, que compensaba la charlatanería de mi improvisado acompañante de mesa. Lipe, como habrán supuesto, seguía fluyendo como un caudaloso rio en primavera.

Me he comprado un coche autónomo ¿sabes de qué va? Funciona vía satélite, y memoriza tus rutas, te lleva a donde quieras, mientras te echas una siesta, bla, bla bla…. Es increíble, pero claro, quién nos iba a decir que viviríamos la era del ordenador cuántico bla, bla, bla; la domótica es como una segunda madre ¡Tengo una nevera, una lavadora, un secadora e incluso una planchadora! conectada al wifi y al ordenador del coche, también la cocina y el horno, solo doy una orden, y cuando llego, la comida está hecha ¿Y sabes lo que es una pasada? ¡El reconocimiento de gestión por voz! Reconoce el timbre de tu voz, ¿sabes que no hay dos iguales? Es como una huella digital, hago mis pagos y todas mis gestiones conectándome a la red; hacienda, compras, empresa, gestorías; todo, y no tengo ni que desplazarme, ni mover un dedo. Todo tan sencillo como charlar ¡Joder! Y a mí no me gusta mucho charlar; vamos, lo de hablar por hablar, pero claro, si es para algo útil, pues se me suelta la lengua. En realidad, odio a la gente que gasta y gasta saliva sin decir nada que sea de interés, pero ahora el mundo es así, ¿quieres comodidades? ¡Te obligan a cacarear! ¿No es curioso? Es un castigo al introvertido, y yo nací introvertido Jajaja, que tragedia mi vida jajaja ¿No te parece?

La teatralidad con la que acompañaba su infinita cascada de palabras, iba de la mano de un repertorio colorido de expresiones faciales y corporales; parecía poseer un gesto concreto para cada campo semántico. Arqueaba las cejas, fruncia el entrecejo, movía las manos sin cesar, entornaba la mirada, pestañeaba, mordisqueaba sus labios, se pellizcaba la oreja, se rascaba la nariz; atesoraba una variada biblioteca de pequeños tics, asociados a la entonación de cada frase, difícil de compilar y detallar sin convertirme en Lipe. Renuncio, por supuesto.

Por fin Lipe debió quedarse sin batería, y su verborrea se detuvo. En resumen, era un tipo hiperconectado a la red, ni un solo acto de su vida se producía, sin antes haberse traducido a código binario, para alojarse en la red de redes. Yo no dejaba de observar mi “cronoskill”, antes o después me avisaría, y podría reemprender mi planning y alejarme del bar. El silencio no duró, era de esperar, y yo me había mentalizado, lo que no imaginé es lo que iba a suceder. Lipe me miró estudiándome a fondo; y decidió ver en mi a un estoico confidente verdaderamente interesado en todo cuanto tuviera que decir. Acercó su silla a la mía, buscando una comunicación más discreta. El local ya se había llenado de animosos comensales, y parecía querer decirme algo de forma reservada. Movió la cabeza a uno y otro lado, para asegurarse que nadie podía escucharle, y en un tono de voz más solemne, queriendo enfatizar la sensibilidad de la información que pretendía comunicarme; me dijo, arrugando la nariz.

– Sabes lo de la vacuna, ¿no?

– ¿La vacuna? no sé a qué te refieres– Le respondí, mientras el “cronoskill” emitió una señal que encendió mi pulso.

Era una código de alerta de proximidad, que jamás había recibido. Decidí concederle más tiempo a mi compañero de mesa. Él se sintió satisfecho con mi respuesta, encontró en mi ignorancia un campo fértil donde sembrar su siguiente cargamento de verborrea, inspiró profundamente, mientras en su rostro se dibujó una sonrisa resabiada.

– Hay gente que lo sospecha, pero yo, tengo la certeza; la vacuna, es un pretexto para controlarnos a todos- Luego de pronunciar estas palabras impuso un dramático silencio.

Lipe, el tipo que no prepara una ensalada, ni es capaz de dar un solo paso, sin antes dejar un reguero detallado de información sobre el proceso, grabado en un servidor de internet; temía que quisieran controlarle inoculándole una vacuna. Bien, no era el primero que encontraba. Le seguí la corriente.

– ¿En serio? … Llevan años vacunando, desde la epidemia del 20 ¿Crees que es una forma de control?

¡Sin duda alguna! -Exclamó, con despecho. – Quieren tenernos bien atados, saber todo lo que hacemos, es un atentado contra el divino y libre albedrío, odian nuestra libertad.

El “cronoskill” comenzó a vibrar intensamente, para mí no tenía mucho sentido, pero un “cronoskill” manejaba mucha información, pasado, presente, y… futuro. Sentí mi corazón acelerarse, tal vez había llegado el momento. Decidí proseguir, aunque Lipe no era en absoluto el perfil que buscábamos los rastreadores. Tal vez, por eso jamás le habíamos encontrado.  

Lipe, la vacuna es obligatoria, desde la variante del año 29.- Hice una pausa bien medida, había pronunciado la frase, marcando algunas sílabas de forma airada, mostrando disconformidad con la ley establecida. – No hay forma de saltársela, es imposible e ilegal. – terminé susurrando cerca de su oído.

Lipe no pudo resistirse, era un tipo vanidoso, y no quiso perder la oportunidad para demostrar su ingenio.

– Yo … – dudó por un momento- yo sé la manera, creo haber dado casi por casualidad con un inhibidor genético de tipo universal… – Una amplia sonrisa se abrió en su rostro realzando sus pómulos, y partiendo su cara en dos. El “cronoskill” activó la luz verde al noventa y nueve por ciento.

Se trataba de Lipe, el “cronoskill”, era una herramienta poderosa, no había dado luz verde en ese porcentaje jamás. Habíamos establecido que el causante del Armagedón, era un psicópata, una mente criminal y sanguinaria única en su género, pero se trataba de un vulgar desequilibrado de medio pelo, de los millones que corrían por la sociedad del silgo XXI. Decepcionante. No podía creerlo. El historial de Lipe, había estado siempre a nuestro alcance, sabíamos todo de él, doscientos años después de su muerte. Don incontrolable, al igual que millones como él, reportaba su vida a diario, y esa información seguía disponible, en la “MeCtamind” del siglo XXIII.

Un tipo con estudios en química molecular inacabados, vigilante nocturno, adicto a las redes, a la tecnología, enfermo de “Teknomosca”; megalomaníaco, sí, pero no mucho más que la mayoría en su tiempo. Este idiota prototípico, era el señor Armagedón. Comenzaba ahora una nueva historia ¿Cómo lo hizo?

Docenas de rastreadores lo habíamos buscado dando peligrosos e inestables saltos en el tiempo, decididos a encontrar al tipo que tendría las claves para lograr combatir y erradicar en el futuro la plaga mutante, la plaga caníbal, y los gigantes de hueso. Mis dudas sobre su utilidad aumentaban conforme, su bocaza no cesaba de verter palabras en el ambiente. Activé el campo gravitón, por orden del “cronoskill”, de haber sido por mí, habría dejado su lengua en el siglo XXI; allí, levitando en el bar moviéndose como una culebra sin cabeza, pero los monstruos no debían aparecer hasta unos meses más tarde. En un siguiente capítulo, si no les aburrí, es posible que siga narrando, lo acontecido cuando volvimos a mi tiempo. Gracias por su paciencia.

Mik Way. T ©

Uno más de los susurros del calamar lunar, no sé, cuenta tantas cosas y es tan anciano, pero no cambio una coma en su relación de cada historia, ha vivido mucho y merece cada partícula de respeto que le confio.

Si en algo es posible el error, o la confusión, es debido a mi irregular destreza, por así llamarlo !!

Saludos y un gran abrazo a tod@s¡¡¡

4 respuestas a “Lipe

  1. Hola Mik, relato interesante, definitivamente quiero saber que pasa después. Me gusta lo bien que has armado el universo post apocalíptico de la historia, con sus enfermedades, gadgets, etc. Ese calamar anda muy inspirado.

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