Poemario primario decoración papeleras, ensayo.

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Estudio sobre el fuego

I

No sé si volverme luz, o perderme en la penumbra de tu espalda, y mezclarme con las sombras de tu cuerpo, sentir tu piel erizarse con el vaho de un jadeo, o deleitar mi boca en tu noche más profunda. La vida muerde al evocar tu cuerpo, tu mente devasta mi pecho; tus ojos, gemido ardiente, se atrincheran en los míos, amamos, combatimos, seducimos la materia, nos herimos, nos cosemos, revolcados en el barro, mientras las estrella caen, sobre lechos espinados, que se esconden tras la puerta. Florece la cosecha cálida del intenso néctar regando mis labios, dejando en el arroyo el rastro humeante de tu sexo ávido, fecunda marea, cuna del ocaso. Muerto el mundo, quedas tú y ya nada es un juego, rasgas la hierba a pie de amor; en la infinita y encarnada curvatura de tu boca, cuelga el alma envuelta en fuego; santuario del viento al que robo el aire para darme vida.   

Estudio sobre el fuego

II

¡Hay sed en mis sueños, dame de beber! No derrames una gota, abre las compuertas del abismo, y te inundaré. Sabes a rosas calientes y a mar y a miel. Mi hiel se rebela, engullo tus pechos, embisto con lenguas de fuego, tu cuerpo inflamable, lujuria en combustión. Delirio, locura, cabalgas desbocada, me hundo en tu laguna dilatada, desbordada. Las llamas nos queman, imposible parar, el final se acerca, nos arrasará. Miradas, en las manos aferradas, atestados de latidos en los poros de la piel, renacidos en el rítmico vaivén de la tormenta, libres, sometidos, invencibles, derrotados, sobre el musgo de los párpados caemos, para hacer del infinito el hogar de un solo instante. En el jugo de tu alma, contagiado de la hiedra de tu ser, se corrompen las leyes del tiempo, suprimidas las arenas del olvido, soy el ángel de la sed, enamorado del agua.

Estudio sobre el fuego

III

Casi no puedo tocarte, abatido en la orilla de tu piel, atrapado en el telúrico soborno del deseo, salto del acantilado sueño, al regazo incombustible de tus besos. Resuenan las llamas, echamos de menos la luna colgando del cabezal. Horizonte ondulado de sábanas revueltas, un océano caótico de lino; la lujuria y la ternura, los amantes extenuados de la bacanal, se cobijan en los brazos de las plegarias del aire. El murmullo, la sonrisa, tu voz musical, enarmónicos sucesos que puedo tocar, que puedo tocar, amanece sólida la realidad, y no hay mentiras podando los pétalos de la sinfonía. Brasas removidas, caricias sembradas, que no esperarán, al café caliente, ni al agua tibia de tu manantial. Y esa mirada, que teme al día, en que este fuego, sea una quimera, al vuelo rasante del despertador, a los laberintos y a las telarañas, y esa mirada de fino cristal, descose el momento. Abrigo tus besos, el fuego se aviva, el fuego es eterno, guardo en mis labios tus perlas de sal. El fuego se aviva, las llamas se extienden, desnudas las almas, esto no es un sueño, vida tras vida, nos abrasaremos, si nos apagamos en ese cristal. Dale aire al fuego, allí nos veremos.


Mik Way. T ©

8 respuestas a “Poemario primario decoración papeleras, ensayo.

  1. He disfrutado mucho de tu relato,sumamente trabajado;sobre ese elemento eterno y universal. Un derroche de pasión,sensibilidad y muy poético.
    Enhorabuena y muchísima suerte.👍👏🐘🐘🕊
    Un abrazo.

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