«El rey de la saliva»

¡No desfallezcas! Nenúfares en celo anidarán en tu garganta y volverás a criar cisnes en tu estanque dorado, y allí, llevarás a tus amores, para que se enamoren de los coloreados pétalos que formen tus palabras. Te besarán con todos los honores, con la pasión y ardor y toda la lujuria, que gime en el infierno; y te coronarán, el rey de la saliva. Serás monarca incuestionable de las estrías de las sílabas, y no habrá composición, ni estructura, que no se postre, a la complejidad de tus deseos. Una legión de musas nerviosas disputará servir a la cambiante voluntad de las mareas, que gobernarán la inspiración que afligirá tu corazón de bardo.

Tendrás que pelear y sangrará tu alma, en campos de batalla sembrados con los huesos de tus sueños torturados. La guerra será implacable, el dolor interminable. Tus lágrimas clavos ardiendo, que sellarán los ataúdes de infinidad de versos, muertos de inanición en la sinuosa travesía, que va de la consciencia al corazón. Amargo será el camino, desgarrará tu pecho, y llenará de víboras tu lecho. Nunca descansarás, no habrá tregua, el sueño placentero, un exiliado que ni recordarás, que sufrirá de anemia, envuelto en sábanas mojadas.

Serás el rey de la saliva, el genio creativo, la miel en todas las colmenas, paño caliente de las penas, bastardo preferido de la fama, el amante que sueñan todas las camas, y llegará el momento. En tu empeño colosal de conjurar palabras, Algún día, uno que ni siquiera se amamanta aún de la ubre del tiempo, culminarás tu lucha, y de tu pulso manará el grial, bañado en gel amniótico, el de tu obra perfecta, y entonces amigo mío, entonces y ya convertido en un psicótico, querido rey de la saliva, serás depuesto.

Adiós a tu reinado, pero no temas, el tiempo es tu amigo, y en la caverna tenebrosa, dentro de tu garganta el tedio agitará las alas de los cuervos, y alzarán el vuelo, y arrancarán tu alma perturbada, a la inútil resistencia de tu agotada carne, para llevarla al reino del olvido, la eternidad, la única y verdadera diosa, y allí descansarás, junto a tu obra, a tu locura, y al amor que te empujó a ser el rey de la saliva.

Mik way . T ©

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